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A no me gritan en mi casa

«Una Serie de Eventos Desafortunados» y «La tormenta perfecta», si bien son títulos de películas, pueden resumir lo que, en mi opinión, fue para los periodistas la presentación de Julio Iglesias en Caracas, en la terraza del CCCT. Pero vayamos por pasos para poder explicarme.Photobucket

El cantante español se presentó en la tarraza del centro Comercial Tamanaco el sábado 05 de mayo, hasta ahí todo bien. Los periodistas acreditados para asistir al concierto estábamos citados a las 6 y 30 de la tarde para tener acceso a la zona que nos correspondía. Hasta ahí, insisto, todo bien. Yo en esta ocasión iba como corresponsal de Gente Audaz Magazine.

Como estaba acordado, los periodistas y fotógrafos llegaron a la hora señalada, como diría la canción de Yordano, y luego de recibir nuestro banda de identificación comenzó el calvario, pues aunque nos aseguraron que el concierto estaba pautado para comenzar a las 8 y prensa ingresaría a las 7  o 7 y 15 minutos, lo cierto es que eran las 8 de la noche y aún estábamos en la puerta.

Mientras tanto, sí pudimos ver desfilar a varios invitados, entre ellos a Guillermo González – con una largo séquito- y personas amigas de  la producción que tenían acceso franco por la misma puerta que la de los comunicadores sociales, pero nosotros nada que nada, no teníamos acceso.Photobucket

Los ánimos se caldearon y ante la amenaza de irnos de la presentación, uno de los miembros de Solid Show, William Arguello, – jefe de prensa para más señas –  dijo que «el que quiera irse que se vaya», como si el trabajo de los periodistas no fuera importante. Lo cierto que a pesar del conato de abandono, roto por algunos que no podían irse sin la aprobación del jefe respectivo del medio para el que trabajan, el resto decidió quedarse.

Por fi, a las 9 y 30 de la noche, le dieron acceso a la prensa – tres horas después de la citación – y nos llevaron a las que serían las mesas para todos los representantes de los medios de comunicación, que en total ocupamos unas 5 mesas; además nos anunciaron que los fotógrafos podrían, a una señal del equipo de producción, colocarse cerca de la tarima y hacer su trabajo de reseñar gráficamente la actuación de Julio Iglesias.

En el intermedio de este relato, es bueno acotar que al que llega temprano Dios lo ayuda, o  se le agudizan las parabólicas como se decía antes, y uno se pudo enterar de algunos entretelones, como por ejemplo que la lluvia retraso el inicio de la entrada del público, cosa normal en estos días de mayo, mes  que   comenzó con fuertes chaparrones en Caracas. Pero además, según alguien que estaba dentro de las instalaciones, el retraso obedeció por la falta de algunos equipos que no llegaron a tiempo.Photobucket

Pero volviendo a la tormenta perfecta y la serie de  Eventos Desafortunados, una vez que los fotógrafos llegaron a una esquina dispuesta para ellos, que les permitiera hacer su trabajo con cierta comodidad, y ya Julio Iglesias había comenzado a saludar al público y a dar las gracias por estar en Venezuela – país que siempre lo ha recibido con los brazos abiertos –  llegó el momento del chiste del gato y el canario…Hay más.

Como salida de la penumbra y hecha una furia apareció una «señora» española, el entrecomillas es porque ninguna persona con esa actitud puede ser catalogada con ese título, que con gritos y gestuales que parecía de un arriero de ganado, intentó que los fotógrafos desalojaran el lugar, ante la mirada  atónita tanto de los profesionales de la comunicación, como del mismo equipo de prensa de Solid Show, ya que tenían indicaciones de colocar a los reporteros gráficos en esa locación.Photobucket

Algunas fotógrafas fueron  empujadas por esta «señora» quien en voz alta nos obligaba a retirarnos, lo que fue la gota que derramó el vaso y provocó una reacción de molestia que llevó a varios de los presentes, entre ellos quien esto escribe, a tomar la decisión de marcharnos, porque si nuestro trabajo no es respetado, entonces nosotros no tenemos que reseñar su concierto.

Intuyo que si alguien hace en España lo que hizo esta persona en  Caracas, mínimo sería detenida y sancionada, sin embargo, aquí eso y otras irregularidades como que no hubiese presencia de talento nacional antes del show de Julio Iglesias, pasan como si nada.

Sobre este último punto, se twitteó la situación a @sacven, que esa noche estuvo muy activa enviando mensajes sobre las diversas actividades de la organización, pero en ningún momentos es tuvo respuesta a la inquietud sobre qué justificaba que no hubiera talento nacional en este concierto, que vamos a estar claros, no era barato, las entradas iban desde los 800 a  3,500 bolívares, y la participación de un talento venezolano tendría que ser la norma a seguir.Photobucket la respuesta de @sacven llegó el lunes a las 10:38 am de esta manera: «@visionesp Hola Francisco, en realidad es potestad del productor colocar un talento venezolano. No sabemos en este caso a qué obedece.»

Al final, solamente supe que Julio Iglesias estaba contento por venir desde hace 44 años a Venezuela, y vestía un traje oscuro, como azul o gris, que por la distancia no se podía distinguir pese a que había pantallas gigantes, pero no me pregunten si cantó bien, o cómo luce en la actualidad, no digo que él tenga la culpa, a lo mejor ni se enteró de este mal rato que debimos pasar los periodistas, pero hay que respetar, y no se puede aceptar que un extranjero que viene a Venezuela a trabajar, le grite a uno en su casa, cuando además  también estamos trabajando.

Qué reseñarán los demás, no lo sé, a lo mejor más de un podrá conocer lo que cantó y contó Julio Iglesias, pero yo considero que es necesario reseñar este desagradable momento, porque solamente así, los responsables de traer artistas al país entenderán  que el trabajo es en equipo y no una lucha de unos contra otros, o esa es mi Visión Particular.