Domingo 29 de junio, hora 9 y 30 am, lugar: tacos en canasta. El desayuno son tres tacos, uno de frijoles refritos, otro de carnero asado y uno de chicharrón, con una bebida de mango.
El ambiente a esta hora cerca del Zócalo es de expectativa, lo que se escuchan son interrogantes, preguntas: ¿ganaremos?, ¿la naranja mecánica sobrepasará a México? Alrededor de la zona, el color que prevalece es el verde, el color de México. También el rojo está presente.
10:00 am Zócalo del DF, ríos de personas comienzan a tomar lugares, Holanda regala helados de limón, OGGI tiene a sus promotoras en tarima, el ambiente es de fiesta y sigue la expectativa, nadie sabe qué pasará entre México y Holanda. Los animadores intentan contagiar ánimo entre los presentes, pero todos tienen la mirada fija en las pantallas que solo muestran el logo CDMX – del Gobierno Capitalino – y buscan los mejores lugares. Sombreros, gorras, pitos, silbatos, globos, vendedores de comida se funden entre el mar de personas que quieren ver lo que será el partido, decisivo, según consideran muchos, son 4 años esperando este momento.
El TRI aparece en pantalla, están bajando las escaleras con los niños acompañantes. Una gran toma de Televisa muestra el campo mientras los locutores hablan de cifras, números, datos sobre la historia futbolística entre México y Holanda; a nadie le importa el pasado, solo quieren saber qué pasará en los próximos 90 minutos. Los locutores siguen alabando la transmisión, los logros de la selección, de sus jugadores, del “piojo” Herrera, a ¿quién le importa eso? Cállense piden a gritos los presentes, algunos más osados piden cambiar la señal a TV Azteca.
Los jugadores en el campo, México al lado de Holanda para escuchar los himnos, pitas y chiflas mientras suena el himno holandés, mala actitud de algunos, mientras… el sol surge en el cielo y comienza a calentar el ambiente en el Zócalo. México es local y su himno comienza a sonar. Tanto en las imágenes de la televisión, como en vivo se escucha y se ve cantar a las personas, los jugadores en el campo, los aficionados en la grada en Brasil, los cientos que estamos en el Zócalo lo entonamos.
11:00 am acaba el momento patrio y comienza el juego. Minutos de educación, de conocimiento, México quiere tener el balón el mayor tiempo posible, la naranja mecánica no se doblega y muestra su fortaleza, altura, decisión en las jugadas, el TRI no se detiene y domina la pelota en el medio del campo.
Los fanáticos en Brasil y en el Zócalo son uno al querer descontrolar al arquero naranja al grito de puuuuuuuuuutooooo. La magia funciona, las naranjas no llegan a la portería que defiende “Memo” Ochoa. Los locutores de Televisa parcializados, elogian a México pero reconocen que pese al buen juego les falta concretar.
45 minutos tensos, mucha expectativa, nadie sabe qué podrá pasar. Holanda debe hacer cambios pues sus jugadores comienzan a presentar lesiones y cansancio.
El árbitro decreta 4 minutos de juego extra pero no sucede nada en las porterías. Concluye la primera mitad y el resultado es 0 – 0, apagan la transmisión y en el Zócalo quedamos con los animadores, las chicas de OGGI y el deseo que pase rápido el intermedio.
En la tarima, aparecen unos cantantes, poco importan sus nombres y sus actuaciones, nadie quiere saber de ellos, ni de regalos, ni de nada que no sea las acciones del campo. El tiempo se hace interminable, el calor aumenta, no solo el del ambiente entre los espectadores, sino el del Rey Sol.
Al fin pasa el intermedio, se encienden nuevamente las tres pantallas y comienza la segunda parte del encuentro en el Estadio Castelão, en Fortaleza, Brasil. Minuto 46 y Héctor Moreno (#15) debe abandonar por México dando paso a Diego Reyes (#5), pero al minuto 48 llega la Alegría, cuando Giovani dos Santos (#10) coloca el balón dentro de la arquería de Holanda y hace el primer gol para el TRI.
La fanaticada en el Zócalo, grita, salta, se abraza, lanza botellas, se moja con agua, refresco, y quién sabe qué más cosas que surcan los aires, el momento es histórico, hay esperanza, Alegría, gritos de Sí se puede, mientras los locutores – como aves de mal agüero – siguen dando datos de juegos que se han perdido estando 1-0, en el Zócalo solo se escucha un grito al unísono: Cambien a TV Azteca, culeros…
Se nota confianza en el TRI, en el Zócalo algunos ya cantan Sí se pudo, pero llega el minuto 88 y Wesley Sneijder (#10) superó a “Memo” Ochoa y empata el juego a 1. Silencio en el mundo… algo pasó y no está bien. Es el momento de la desilusión pero todos confían que aún hay tiempo de arreglar la situación… Llega el minuto 90 y el árbitro Pedro Proenca decreta 4 minutos más, pero adicionalmente el portugués sentencia un penal a favor de Holanda, ante una inexistente jugada contra los de color naranja, que lo cobra Klass Jan Huntelaar (#19) a quien el portero mexicano no le descubre la intención y se concreta el 2-1 a favor de la “naranja mecánica” y el tiempo restante no es suficiente para recuperar el control en el campo de los mexicanos.
Suena el silbato y la expectativa, la alegría y la desilusión dan paso al shock… ¿Qué pasó? ¿En qué momento se volteó la tortilla?, el balón es redondo y cualquier cosa puede pasar. Se esfumaron las esperanzas de pasar a cuartos de final. La fanaticada comienza a marcharse del Zócalo, a nadie le interesan los comentarios del “piojo” Herrera, o las alabanzas del buen juego de la oncena, el resultado es el que se se ve en pantalla y los número hablaron. Ahora solo queda esperar 4 años y ver qué ofrecerá México en Rusia 2018.
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