La música puede generar «Un Mundo sin igual»

Maroa es una niña de once años de un suburbio de Caracas, que vive con su abuela en medio de vendedores de drogas,  groserías de los borrachos,  tiros y peleas nocturnas.  Ella parece no tener futuro, como tantos otros infantes en Venezuela, pero la música, esa que dicen que doma fieras, también puede cambiar vidas y eso le sucede a ella cuando escucha un clarinete. A partir de ese momento, la pasión por Mozart y la educación que le ofrece un músico le abrirán nuevas expectativas.

Esa historia es la sinopsis de  la película venezolana «Maroa» de Solveig Hoogesteijn, que en el 2004 dio a conocer a  Yorlis Dominguez, una niña de clase humilde que «acudió al casting por prescripción de un psicólogo y que pronto se ganó el papel, quizá por su similitud con el personaje».

Pero si en una película la protagonista logra surgir gracias  a la música, otras pueden reflejar lo que en la realidad han hecho los instrumentos sonoros en manos de jóvenes de bajos recursos. Por ejemplo: «Tocar y luchar» es un documental de Alberto Arvelo que  «muestra las entrañas del proyecto orquestal y social más importante de las últimas décadas. Es la historia de un sueño musical que actualmente agrupa a más de 240 mil niños y jóvenes de todo el país. Es una obra fílmica realizada con estructura de largometraje de ficción, pero que amalgama de manera dinámica la relación de sus protagonistas, con sus orquestas y la historia misma de la organización», según la reseña de valencia.com.ve.

Pero aquí no acaba la historia, como diría Ricardo Arjona, porque en «Dudamel: El sonido de los niños» ya no es solo la historia de unos niños que ven en el «El Sistema» musical una salida, sino que es un modelo que se ha replicado a través de todo el globo terráqueo y en ese documental – también de Alberto Arvelo – está plasmada la posibilidad de «crecer en un ambiente de creatividad, de compañerismo, de diversión, de arte, de disciplina y de elevados valores sociales».

Gustavo Dudamel lleva a los espectadores por un viaje hacia varios países, para contar las historias de niños que han sido transformados gracias a que «la música es un derecho universal» y recalca «la importancia del arte  como arma espiritual en contra de un mundo deshumanizado», como lo mencionan en cien100por100venezolano.com

Llegar a niños en riesgo y adultos mayores con la música es una manera de llevar esperanza y decirles a esos pequeños, e incluso a quienes son mayores, que no importan los obstáculos siempre existe una posibilidad de un mundo mejor, donde todos seamos iguales y tengamos los mismos derechos.

Conocer el mundo de una orquesta clásica, su composición, integrantes, así como la función de cada instrumento, generando un interés por la música es la manera que tiene el Banco Exterior  de acercar las composiciones y el mundo orquestal a los sectores más desasistidos.

Como parte de su programa de responsabilidad Social «Un Mundo Sin Igual», la institución financiera  permitió que el programa socio educativo “Viaje al Fondo de una Orquesta”, llegara a niños en riesgo y adultos mayores del estado Aragua, con un concierto presentado por la  Sinfónica Gran Mariscal de Ayacucho.

Una nota de prensa enviada por el departamento de Comunicaciones del Banco señala que «durante la actividad la Sinfónica introdujo a los presentes en el interesante mundo de una orquesta de música clásica, explicando cómo está compuesta, cuántos integrantes tiene y cuál es la función de cada instrumento, además, por supuesto, de interpretar piezas musicales del agrado y conocimiento de todos. El voluntariado de Exterior, perteneciente a la sede principal en Caracas y sus agencias de Maracay y la Victoria, se movilizó hasta la casa hogar “Ciudad de la alegría” para compartir experiencias y anécdotas con los más necesitados”.

“Pedro Pablo Gutiérrez, con una sonrisa en el rostro agradeció la visita e invitó a todos los asistentes a siempre recordarlos y mantener el contacto. “Para mí fue supremamente bueno tenerlos aquí, me gustó muchísimo la música que nos trajo la orquesta. Espero que no se olviden de nuestra dirección porque aquí los estaremos esperando”.

Mediante la alianza entre la Fundación Una Mano Amiga (UMA) y el Banco Exterior se concretó esta edición del programa “Viaje al Fondo de una Orquesta”, que busca  «brindar atención y cuidado integral a adultos mayores y niños desasistidos en áreas de salud, recreación y nutrición que conlleven al desarrollo de capacidades y destrezas personales».

Douglas Viettri, director de Relaciones Públicas de UMA, expresó: “Esto es lo que nosotros tratamos de hacer todos los santos días del mundo, llevar alegría a niños y abuelos.  Es por eso que aplaudo esta iniciativa del Banco Exterior de permitir que la música sea el canal que entregue felicidad a tantas personas”, según la nota de prensa.

Este programa tiene ocho años funcionando y «ha beneficiado a más de 5.500 personas, fundamentado en un método de iniciación didáctico y entretenido  que permite a los más jóvenes desarrollar su gusto por la música y a la vez desvincularlos de vicios a los que pueden estar sometidos dentro de su ambiente social».

Con iniciativas como estas adelantadas por el sector privado, tal vez esa película llamada «Maroa» no sea solamente algo de ficción, ni el reflejo de un pequeño grupo de niños que logra superar obstáculos de la vida gracias  a la música, sino que sea posible la inclusión masiva de los niños en una sociedad que sea cada vez más justa, que ofrezca posibilidades a todos sin distingo de raza, credo o color para que así realmente seamos un «Mundo sin igual».